Las pantallas de televisión siguen teniendo una importante presencia en los salones y dormitorios de las viviendas que tengo que fotografiar.
De hecho, en ocasiones son el elemento más notable de la habitación.
Aunque el mobiliario y decoración estén cuidados hasta el mínimo detalle en un conjunto armonioso, por su posición y tamaño los aparatos de televisión se hacen protagonistas. Y tanta notoriedad me resulta molesta en muchas ocasiones.
Además, se trata de manchas oscuras cada vez más grandes, que reflejan todo lo que hay alrededor, acentuando todavía más su incómoda presencia.
Mi solución a este problema pasa por darles contenido: unas veces con la cabecera de una serie o película populares o un fotograma que resulte familiar al público. En esos casos, busco imágenes que cromáticamente funcionen bien con el ambiente.
Otras veces, utilizo los marcos televisivos como un lienzo para contar otras zonas de la vivienda que no salen en esa fotografía, generalmente exteriores, fachadas, vistas, jardines, piscinas.
Aplicando un modo de fusión y opacidad en Photoshop que convengan a mis propósitos, consigo integrar estos oscuros y brillantes enemigos. Domesticados, se convierten en aliados que trabajan para ayudar a la venta de la vivienda.
Incluso cuando decido mantener la televisión apagada, aplico una cobertura mate a la pantalla, en una capa con degradado, para controlar los reflejos ambientales que tanto distraen.
